Cuando se materializaron los
**Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el año 2015, los logros y alcances se pensaron con base en el contexto que imperaba y a las capacidades y recursos de cada estado. La pandemia ha dificultado y, en algunos casos, obstaculizado el logro completo de los mismos.
Combatir la COVID-19 pasó a ser una prioridad en la agenda de los países afectados. Esto ha provocado un desajuste en las políticas que se habían planteado con anterioridad.
De esta manera surgen nuevas preocupaciones, como el posible aumento de las desigualdades, mayor pobreza y/o falta de recursos para hacer frente al nuevo escenario y una crisis sanitaria, económica y social.
Se genera entonces un punto de inflexión que exige replantear las necesidades para desarrollar nuevas formas de acción.
Sectores más afectados
Uno de los sectores más afectados sin duda ha sido la educación, sufriendo un grave revés. A pesar de que muchas escuelas y universidades están ofreciendo la posibilidad de clases virtuales, los avances no han sido muy significativos.
Los esfuerzos realizados hasta el momento se han visto estancados por otras problemáticas de gravedad como la pérdida de empleo y la escasez de agua en distintos lugares del mundo, (siendo este un factor indispensable para evitar la propagación del virus).
Los sistemas sanitarios mundiales han quedado expuestos como consecuencia de la pandemia, ya que los estados no estaban preparados para afrontar una crisis de tal magnitud.
La falta de políticas efectivas en este ámbito ha repercutido en otros, afectando la economía de las sociedades. A su vez, “(…) las medidas de contención del virus han afectado la producción, distribución y disponibilidad de alimentos”, indica la organización
Ayuda en Acción en su
nota, que trabaja con las familias en situación de vulnerabilidad en toda España.
Como un efecto dominó, muchas personas que perdieron sus empleos, han visto cómo disminuye su acceso a los bienes básicos, emepezando a sentir que su calidad de vida disminuye.
Cada Objetivo de Desarrollo Sostenible se ha visto afectado a causa de la pandemia por la COVID-19, por lo que el tiempo de recuperación tendrá un camino largo por recorrer.
Otros efectos
Una de las cuestiones que más llama la atención como efecto positivo no esperado de la pandemia, fue el impacto de la misma en el cambio climático, debido a la reducción del uso del transporte, la emisión de gases y la baja de la producción.
Las estadísticas no son alentadoras e invitan a repensar las acciones y medidas a implementar de ahora en adelante por los distintos estados.
El Instituto Mundial de Investigación de Economía del Desarrollo de las Naciones Unidas (UNU-WIDER) estima que la pobreza se podría incrementar por primera vez desde 1990. En algunas regiones, los impactos adversos podrían generar niveles de pobreza similares a los registrados hace 10 o incluso 30 años.
Si bien es cierto que muchos países han logrado encauzar sus objetivos y contener en mayor o menor medida los contagios. Sin embargo, hacen falta acciones locales y marcos nacionales más sólidos para alcanzar las metas acordadas en 2015.
La reforma del sistema de salud no puede postergarse, y la crisis política y económica exige repensar la necesidad de cooperación internacional. Hoy más que nunca las alianzas son necesarias, así como poner el foco en las poblaciones más afectadas.
Si la Agenda 2030 era crítica, ahora es crucial. Toda crisis viene acompañada de una mayor desigualdad. En ese sentido, los ODS cobran una mayor relevancia ya que proporcionan un marco clave para apostar por la creación de valor. Se deben tomar medidas equilibradas entre las dimensiones económica, social y medioambiental.
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